Ana Echevarría durante su ponencia sobre las mujeres mulsulmanas |
Ana Echevarría, profesora de Historia medieval de la UNED, especialista en el tema de las mujeres y, muy conocida en el ámbito de la investigación medieval, sobre todo los mudéjares y por extensión a los moriscos, en su conferencia de ayer abordó el tema de la vida religiosa de las mujeres musulmanas en la Castilla bajo medieval y renacentista dentro del Curso de Verano: Vivencias femeninas en los caminos de la espiritualidad de la Edad Media y la Edad Moderna.
La profesora Echevarría, señalaría como al hablar de la religiosidad femenina en el Islam en este período hay menor desfase frente a las mujeres cristianas que las diferencias existentes en la actualidad entre las mujeres musulmanas y las occidentales.
Igualmente expondría como es muy difícil estudiar a estas mujeres, señalando que será en el periodo morisco, después de los bautizos forzosos donde más documentación se posee pero los escritos están muy orientados por la Inquisición.
Distinguirá
en su análisis varios periodos la mudéjares, que englobaría las musulmanas que
viven bajo dominio cristiano en los siglos XI-XII; las moriscas, musulmanes que
viven en la Península después de los bautizos forzosos en los siglos XV y
XVI y las granadinas que vivían en
liberta de practicas su religión, donde todas compartirán las religión islámica
básica pero con distintos matices.
A lo largo de su ponencia, analizará desde
papeles precisos como el de plañideras o
cocineras de los menús de las festividades religiosas, a otros más
difusos, como su participación en las
oraciones de la comunidad o en la preparación de los cuerpos para su enterramiento, su
participación en cofradías o la
recitación del Corán, el Islam ofrecía a
estas mujeres unos ámbitos de expresión de su religiosidad que serán examinados a través de
las fuentes y de representaciones
artísticas.
Momento de la presentación de Ana Echevarria por parte de Esther Alegre |
Jerarquía social
Señaló
que según el Corán no hay una distinción teológica entre hombres y mujeres,
todos son iguales ante dios, a todos les
corresponde la salvación, pero también regula las relaciones entre los hombres
y las mujeres que en ese respecto ocupan un nivel jerárquico inferior, en la pirámide social las mujeres están por debajo de todo, de todo
– recalcó la profesora Echevarría
No obstante esta igualdad teológica de hombres
y mujeres vendría limitada por: Múltiples limitaciones de la pureza ritual,
que va a condicionar el culto femenino
en momentos en que no esté ritualmente pura (menstruación, posparto…): La peregrinación a la Meca, que hará que
solo puedan peregrinar una vez alcanzada la menopausia y por último una serie
de normas que intentan excluir a las mujeres de las practicas religiosas, que hace que las mujeres no participen en los
rituales, estableciendo ámbitos
separados, y que producen una segregación.
Hay
varios factores para justificar la expulsión de las mujeres de la oración
conjunto: se hacen muchas observaciones sobre la distracción de los hombres, de
los intercambios verbales y del los perfumes que las
mujeres que usan, así como la
oración en la mezquita que se compone de una serie de posturas poco ortodoxos, que
si fuera mixta daría lugar a falta de respeto, unido a que en la plegaria se hacen sermones y tienen
contenido político y muchas veces interés que las mujeres no lo escuchen lo que
da lugar a una segregación en el ámbito doméstico.
A
semejanza del cristianismo, existían unos cánones de mujer virtuosa basados en:
la lectura y memorización y copia del Corán, la caridad que podía ser de cosas
pequeñas: financiación de lámparas para la mezquita que no sería una caridad
muy cara o la creación de fundaciones o cofradías por parte de las clases
altas; y la vida retirada va acompañada de la abstinencia estricta de la
comida, así se describirían a la s
mujeres virtuosas con la piel pegada a los huesos, ennegrecida, acartonada...
En
cuanto al ámbito social, las mujeres tienen una participación en las ceremonias
del ciclo de la vida porque no les quedaba más remedio que admitirlas Las
principales ceremonias estarían vinculadas al: nacimiento, circunscripción,
matrimonio, muerte.
De
toda las fuentes existentes de la participación en los funerales y en los
entierros es de lo que se tiene más conocimiento, ya que la muerte tiene que ser
gestionada de tal manera que les asegure la salvación al difunto, la
preocupación vital es cómo enterramos a nuestros difuntos.
Existirá
una preocupación por el pudor y la privacidad, reglamentando qué grados de
parentescos familiares y qué hombres y mujeres pueden participar en el lavado
de los muertos.
Igualmente
les preocupa el proceder de la procesión funeraria, discreción de la mujer mudéjar en los
enterramientos, el rango en los enterramientos, el orden en , la oración
primero por los hombres y las mujeres,
solo coincidirán en las oraciones funerarias tienen el mismo canon.
Aparecen datos del luto en la participación de
las cofradías, se eximirá durante un mes de participar en los actos a aquellos
que estén tristes, en el caso de las viudas
cuatro meses y tres días lunares.
Este periodo varia para la mujer que se queda viuda, cuatro meses y diez
días (tres meses largos) el luto de la mujer consistiría en: evitar todo lo que
pueda animar a los hombres (no pueden llevar ni joyas, ni tintes, ni perfumes,
se deben abstener de hacer vida publica. El color del luto es blanco o negro
según la forma.
Finalmente concluiría señalando como el siglo XVI supuso un nuevo ataque
contra el ámbito domestico o femenino entre los moriscos, denuncia de practicas
que recaen en el espacio femenino sobre
todo en los ayunos y en la elaboración de comidas; es un ataque contra las
mujeres, se las acusó de tener reuniones o de enseñar a sus hijos pequeños y
hay una serie de quejas de los sacerdotes cristianos: no podían entrar en las
casas a predicar la fe, las habían
bautizado pero no podían catequizarlas, cocinaban al a morisca, no utilizaban
ni cerdo ni manteca, lo que les preocupa es que como se había matado la carne
según su ritual si bien se saldría al ámbito masculino.
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