1 de julio de 2013

COMIENZA LA VII EDICIÓN CURSOS DE VERANO UNED GUADALAJARA


Momento de la inauguración del curso
Esta mañana ha comenzado la VII edición Cursos de Verano de la UNED en Guadalajara.  Miguel Padilla, director del centro asociado junto a los directores del curso Introducción a la Astronomía VIII han sido los encargados de dar la bienvenida a los alumnos matriculados.

La conferencia inaugural de esta edición ha sido impartida por el profesor Enrique Teso Vilar, a lo largo de la misma ha hecho un recorrido por la historia de la Astronomía.

Esta mañana a las 11, 45 horas, ha comenzado la VII edición de los Cursos de Verano UNED Guadalajara, enmarcados dentro de los XXIV Cursos de Verano de la UNED.

Miguel Padilla, junto a Amalia Williart, profesora de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la UNED directora del curso, y  David Galadí, astrónomo en el Observatorio de Calar Alto (Almería) y codirector del curso, han sido los encargados de la bienvenida a los 35 alumnos matriculados en el curso Introducción a la Astronomía VIII.

Historía de la Astronomía

"Se puede considerar a la Astronomía como la ciencia más antigua, una de sus primeras utilidades fue la definir el tiempo y orientarse"
Enrique Teso, durante su ponencia sobre la Hª de la Astronomía

Arqueoastronomía
Enrique Teso Vilar, profesor de química orgánica (jubilado) de la UNED, ha comenzado señalando como desde tiempos muy remotos  los hombres empezaron a interesarse por la Tierra, la Luna, el Sol y las estrellas, es decir, por todos los astros en general.

Las primeras investigaciones sistemáticas que contribuyeron a desarrollar la comenzaron a llevarse a cabo en el Neolítico (9000-3000 a.C.), de ahí que se considera a la Astronomía como la ciencia más antigua.

Una primera utilidad de estas observaciones fue la de definir el tiempo y orientarse: la necesidad de establecer con precisión las épocas adecuadas para sembrar y recoger las cosechas y la de orientarse en los desplazamientos y viajes.

Antiguos pueblos pobladores de Europa tuvieron conocimientos avanzados del movimiento de los astros, matemática y geometría. Realizaron grandes construcciones para la práctica de la Astronomía observacional, determinaron los solsticios y equinoccios y pudieron predecir eclipses.

Varios de estos observatorios se han conservado hasta la actualidad, siendo los más famosos los de Stonehenge en Inglaterra y Carnac en Francia.




La observación más antigua de un eclipse solar procede también de los babilonios; el pueblo egipcio, cuya supervivencia estaba estrechamente asociada a las periódicas crecidas del río Nilo, estudió sistemáticamente la sucesión de las estaciones. Su mayor aportación al campo de la Astronomía fue la confección de un calendario lunisolar de 365,25 días que aún perdura hasta la actualidad. El pueblo maya (situado en América Central) alcanzó su esplendor entre el siglo III a.C. y el IX de nuestra era. Destacó por sus conocimientos astronómicos que, de hecho, todavía siguen sorprendiendo a los científicos actuales.




Astronomía occidental y era pretelescópica

Fue la cultura griega la que desarrolló la Astronomía clásica más que ningún otro pueblo de la antigüedad. La concepción general del cosmos que tenían los griegos (excepto casos concretos de sabios como Aristarco o Pitágoras), y junto a ellos el resto de pueblos de aquella época, era la de un mundo geocéntrico.



El más original de los antiguos observadores de los cielos fue Aristarco de Samos (310-230 a.C.). Propuso para el Universo un modelo heliocéntrico y heliostático 1800 años antes que Copérnico. Eratóstenes de Cirene (276-195 a.C.) fue el primer gran geodesta de la historia; Hiparco de Nicea (190-125 a.C.), también llamado “de Rodas”, en el siglo II a.C. utilizó por primera vez el astrolabio.


Claudio Ptolomeo (85-165), compiló el saber astronómico de su época, expuso un sistema donde la Tierra estaría rodeada por esferas de cristal con los otros 6 astros conocidos.

Ptolomeo, además, clasificó 1022 estrellas, asignando magnitud en función de su brillo, estableció normas para predecir eclipses y aplicó sus estudios de trigonometría a la construcción de astrolabios y relojes de sol.



La revolución copernicana

Con el Renacimiento comenzaron a surgir en Europa ideas científicas independientes y discrepantes de los esquemas tradicionales aristotélicos. La teoría geocéntrica se mantuvo vigente hasta que Nicolás Copérnico (1473-1543) formuló la teoría heliocéntrica, según la cual el Sol se situaría en el centro del Universo y el resto de planetas, incluida la Tierra, giraría en torno a él.


Tycho Brahe (1546-1601) fue el último observador de la era pretelescópica, sus estudios constituyeron un avance muy significativo para la Astronomía. Confeccionó un catálogo de objetos celestes con más de 1000 estrellas y perfeccionó las técnicas de observación hasta alcanzar una precisión, inaudita en aquella época, de cuatro minutos de arco.

La era telescópica

Aunque según los escritos más antiguos tanto los griegos como los romanos utilizaban lentes, éstas eran muy toscas e imperfectas.

A finales del siglo X, el matemático persa Alhazén escribió el primer tratado sobre lentes y describió la imagen formada en la retina, debida al cristalino. En sus investigaciones utilizaba la lupa para observar objetos diminutos.

Entre los años 1000 y 1599 los árabes y chinos también experimentaban con lentes y espejos, aunque su interés se desvaneció y el uso de la lente no se extendió hasta el siglo XII, en el que se utilizaban lentes cóncavas y convexas para corregir problemas de visión; pero hasta el siglo XVII no se desarrolló toda su potencialidad.

Galileo Galilei (1564-1642) utilizó por primera vez el telescopio refractor y enunció las primeras leyes de la Mecánica.

Ioannes Kepler (1571-1630), discípulo de Tycho Brahe y firme defensor del modelo de Copérnico, fue uno de los astrónomos más brillantes de la historia. Perfeccionó el telescopio de Galileo, sustituyendo la lente divergente del ocular por una convergente, construyendo el llamado telescopio kepleriano.

Giovanni Domenico Cassini (1625-1712) fue un famoso astrónomo italiano cuyo nombre está ligado a una de las divisiones de los anillos de Saturno que lleva su nombre.

Isaac Newton (1643-1727) fue uno de los científicos más relevantes de todos los tiempos. Llevó a cabo importantes trabajos acerca de la naturaleza de la luz. Descubrió el espectro de color que se observa al descomponer la luz blanca por un prisma siendo ello inherente a la luz, según él de naturaleza corpuscular y propagación en línea recta.

Edmund Halley (1656-1742) descubrió el cometa que lleva su nombre.



Astronomía moderna

Tras la época de Newton, la astronomía se ramificó en diversas direcciones, Con su ley de gravitación universal, el viejo problema del movimiento planetario se volvió a estudiar como mecánico celeste. Los telescopios, mucho más perfeccionados, permitieron la exploración de las superficies de los planetas, el descubrimiento de muchas estrellas débiles y la medición de distancias estelares.

En el siglo XIX un nuevo instrumento, el espectroscopio, aportó información sobre la composición química de los cuerpos celestes y nueva información sobre sus movimientos.

Charles Messier (1730-1817) confeccionó un catálogo (que lleva su nombre) de 110 objetos estelares de variada naturaleza, como galaxias, nebulosas o cúmulos estelares.
En 1758 John Dollond patentó el objetivo acromático formado, al menos, por dos lentes: una convergente y otra divergente, con el mismo radio de curvatura, adosadas la una a la otra y construidas con diferente tipo de vidrio

La Astrofísica

En el siglo XIX, la precisión alcanzada en las determinaciones angulares permitiría vencer uno de los mayores obstáculos en el conocimiento del Universo: la medida de las distancias estelares.

Astronomía contemporánea

Durante el siglo XX se han construido telescopios reflectores cada vez mayores. Los estudios realizados con estos instrumentos han revelado la estructura de enormes y distantes agrupamientos de estrellas, denominados galaxias, y de cúmulos de galaxias.

En la segunda mitad del siglo XX los progresos en física proporcionaron nuevos tipos de instrumentos astronómicos, algunos de los cuales se han emplazado en los satélites que se utilizan como observatorios en la órbita de la Tierra.

Los avances tecnológicos derivados del espectacular desarrollo de la ingeniería y la técnica de la segunda mitad del siglo XX (tales como ordenadores cada vez más rápidos, telescopios orbitales más sofisticados, sondas espaciales al encuentro de planetas y otros cuerpos, etc.) han permitido que la Astronomía, como el resto de las ciencias, haya presenciado en estos últimos años una revolución muy importante que continuará durante el siglo XXI.



No hay comentarios:

Publicar un comentario