¿Dónde están nuestros límites naturales? ¿Cuánto tiempo podemos pasar sin comer, cuántas horas podemos estar en vigilia, hasta qué altura podemos ascender o cuánto tiempo podemos estar sin respirar?¿Hasta dónde podemos llegar?
A menudo estamos desafiando nuestros límites, pero no solo en el sentido biológico/ corporal, sino también en el sentido ético o moral, por eso surge muchas veces la pregunta de cómo establecer la raya o límite que no debemos pasar.
Pero también nos preguntamos no solo por nuestros límites, sino por los límites que nos impone nuestro entorno.¿Cuáles son nuestras expectativas mirando a las generaciones futuras? Nuestro compromiso sobre las generaciones futuras va más allá de la sensibilidad ecológica, si por un lado, somos dueños de nuestros propios cuerpos, también somos responsables de los que vendrán después.
La concepción de los límites nos muestra nuestras fronteras, y parece que estas están siendo disueltas y desplazadas. Esta disolución se está produciendo mediante la ingeniería genética, la medicina farmacológica, la nanotecnología….Y es que algunas de nuestras características naturales están siendo disueltas tanto legalmente como en el sentido científico y "estamos observamos en el caso, por ejemplo de la sexualidad que sigue siendo una de las posibilidades de reproducción pero no la única.
Hace millones de años que empezamos a traspasar los límites y pasamos de ser “animales salvajes” a convertirnos en “animales humanos”: Ese paso de convertirnos en animales humanos implicó entre otras cosas la domesticación de la sexualidad.
Mediante la coevolución y a través de la cultura, la gran herramienta de superación y de progreso del hombre , hemos ido incluyendo en la categoría de seres humanos a todos aquellos que habían sido no incluidos en ella, algunos discriminados durante mucho tiempo, otros invisibles, no sin tensiones de distinta índole tanto biológicas, genéticas como sociales.
En la actualidad, todo el proceso de la manipulación en el sentido de las imágenes o las ideas, nos lleva a pensar si lo que pensamos es nuestro o nos están manejando. El enorme individualismo que está asentado en nuestra sociedad hace que pasemos a convertirnos en una enorme marioneta, así , si aguantamos el cambio de sexo, aguantaremos el cambio de determinados órganos.
La inclusión de elementos artificiales nos permiten la supervivencia digna mediante injertos, los trasplantes naturales y artifíciales son cada vez más sofisticados y eficientes para el cuerpo humano. ¿Cuánto tenemos que tener de propio y de artificial para seguir siendo humanos? Tal vez deberían establecerse esos límites tanto científica como legalmente ya que en definitiva no serían otra cosa que límites sociales.
Todo ello conlleva que se esté creando un imaginario colectivo que fundamente expectativas de cambio en la sociedad y que nos llevarán a plantearnos qué es el ser humano.
¿Cuál será la siguiente etapa humana? ¿Qué serán nuestros descendientes? Tal vez ¿un robot, un humano artificial, un producto fabricado? Sin duda en la siguiente etapa, será el producto de lo que “nosotros hemos producido”.
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